lunes, 30 de agosto de 2010

Septiembre, punto de partida



Ya se va notando. Aún hace calor, mucho calor. Pero las calles de Madrid están cada vez menos desiertas. Hay más coches en mi calle que todos estos últimos días. Agosto se acaba y llega septiembre. Y ese mes, especial para mi por ser el mes en que nací, es especial por sí mismo por marcar el principio del final del verano. Los últimos días de agosto parece que todos corremos de un lado a otro, ultimando los detalles para una "nueva temporada" de la larga serie que son nuestras vidas. Tenemos el tiempo justo para preparanos para un nuevo curso, para un nuevo punto de partida. De nuevo nos daremos la oportunidad de intentar hacer realidad lo que siempre se nos ha quedado en el camino, emprenderemos con ilusión proyectos que nos acerquen a nuestros objetivos. Empezaremos un curso, aprenderemos idiomas, iremos al gimnasio, o incluso nos pondremos a dieta.
 

 Deberíamos poder decir que el año tiene algo así como dos dias 1 de enero. El 1 de septiembre funciona como el primer día del año por todos los motivos que he mencionado antes, y la verdad es que, mientras escribo esto, me recorre un sentimiento agridulce. Este verano se acaba con todo lo bueno que ha tenido, pero por otro lado, este otoño comienza también con todo lo bueno. Y aunque suene un poco frívolo, lo que más ilusíón me ha hecho de volver a España estos días, ha sido saber que al día siguiente iba a correr a los quioscos a buscar las revistas de moda que no pude comprar, y que llevaban a la venta algo más de una semana.





Para la el mundo de la moda comienza un nuevo curso también."Septiembre es como enero en el mundo de la moda", oí comentar en el documental The September Issue. Todas las revistas se hacen eco de las propuestas más destacadas para la nueva temporada y elaboran unos mandamientos que toda adicta a la moda aprende casi de memoria, aunque, en mi caso, después vaya de tiendas y quizá no compre ninguno de lo denominados "must de la temporada".




Pero es divertido. Es una pequeña alegría, te hace pensar que aunque el frío estará aquí dentro de nada,  no nos pillará desprevenidas, ya que conocemos al dedillo los colores, tejidos y en general, las prendas que harán que preparar el armario para el otoño no sea algo aburrido, triste y gris.